La España vulgar (2). El nefando indiviso
El solo nombre de alguno de los especímenes de los que antes hablaba se basta, a veces, para que en el imaginario activo del posible lector de estas líneas emerja una presencia tan acabada de lo que quiero combatir que bien pudiera ahorrarme ulteriores maledicencias y exégesis, si hubiere lugar. Pongamos por caso éste: Vicente […]
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