Contra el igualitarismo empobrecedor

 

Juan Poz

 

El igualitarismo a ultranza, doctrina perversa en manos de mentes rusonianas usufructuarias del poder democrático, ha provocado, en el plano profesional docente, algunas injusticias y no pocos desórdenes organizativos, comenzando por la extinción del cuerpo de catedráticos, siguiendo por la indiferenciación de asignaturas y dedicaciones lectivas, y acabando por la huida de cualesquiera responsabilidades en el funcionamiento del sistema, como lo prueba el lamentable hecho de que la Administración haya de nombrar a dedo, al menos en Cataluña, al 60% de los directores de los centros.

Acoto el tema y planteo la necesidad de establecer diferencias de ratios de alumnos y horas de trabajo lectivas entre unas y otras asignaturas, e incluso me atrevería a decir que esas diferencias deberían tener un reflejo económico, si bien esto último me interesa menos que lo primero. No ignoro que cada cual puede tener un planteamiento profesional que, desde el punto de vista de su asignatura, pueda rebatir lo que a continuación defenderé, pero espero poder refutar esas objeciones una vez haya expuesto en su totalidad mis razones.

En calidad de profesor de Lengua y Literatura españolas me parece una injusticia insoportable tener el mismo número de alumnos y de horas de clase que otras asignaturas con infinitamente menor carga de preparación de clases y corrección de trabajos de los alumnos que la mía, y que cada cual escoja los ejemplos pertinentes. Parto de la base de que no todas las asignaturas han de tener el mismo nivel de importancia en el plan de aprendizaje de los alumnos, algo que, indirectamente, reconoció la LOCE cuando estableció que las juntas de evaluación no podían cambiar las notas de las asignaturas instrumentales, por lo que, suspendidos los alumnos en Lengua y Matemáticas, un solo suspenso más los hacía repetir inexorablemente, sin votaciones ni asteriscos salvadores que tanto han hecho por la degradación de los métodos de evaluación en toda España. Ese reconocimiento implícito de la trascendencia de ciertas materias quedó rápidamente cercenado por el igualitarismo totalitario que laminó toda esperanza de llegar a instaurar un sistema racional y eficaz en el sistema educativo.

Si para la enseñanza de la lengua es un requisito imprescindible la corrección individual y reiterada del alumno, ¿son nuestras condiciones de trabajo, por número de horas lectivas y número de alumnos, las apropiadas para dar ese salto cualitativo en la enseñanza de la herramienta indispensable para el resto de las asignaturas y para la formación crítica del individuo? Cuantos colegas se hayan sentado con un solo alumno -¡durante su media hora legal de descanso a media mañana!- para hacerle comprender los fundamentos de la cohesión y la coherencia textuales, a fin de que pueda expresarse con unos mínimos de inteligibilidad, comprenderán perfectamente la necesidad de ese trabajo individual que puede conseguir maravillas. Renunciar a él por el exceso de horas lectivas y por el número de alumnos es seguir abonando el terreno para que la incompetencia expresiva y comunicativa sigan sacándonos socialmente los colores en cada nueva evaluación general del sistema.

No entro en el agravio profesional -frente a otras asignaturas con currículos prácticamente “fijos”-, que supone tener un currículo que cambia constantemente, con lecturas que han de trabajarse por primera vez cada nuevo curso, y con variaciones bianuales en el currículo del bachillerato que te impiden sacar la más mínima rentabilidad a la inversión de tiempo en la preparación de las clases; pero sí quiero que quede bien claro que el actual reparto de horas lectivas y de alumnos por clase es profundamente injusto para quienes hemos de soportar unas cargas de trabajo que impiden objetivamente cumplir con las metas que, sin embargo, se nos exigen con total incoherencia. Reivindico, por lo tanto, que se reniegue de una vez por todas de ese falso concepto pseudoprogresista del igualitarismo para ajustarnos a la realidad: cada asignatura requiere un tratamiento profesional específico. Y la asignatura de Lengua y Literatura españolas requiere una dedicación lectiva menor (nunca más de 12 horas lectivas semanales), una ratio de 15 alumnos por clase y 4 horas semanales para la asignatura en el currículo del estudiante (autonomías bilingües incluidas. No hay más que oír al reciente campeón mundial de motociclismo, Marc Márquez, o al parlamentario Tardà, para darse cuenta de esa necesidad urgente). Sólo con este planteamiento puede empezarse a hablar de lo que la sociedad podría exigir al sistema educativo en términos de formación lingüística.

Preveo objeciones económicas, pero yo hablo de una reordenación radical del currículo, marcado por las prioridades  que permitan poner las bases sólidas de un aprendizaje propio del siglo XXI.

Con ser muy tentadora la idea de defender a continuación, siguiendo ese sendero de cambios, la reincorporación al sistema del cuerpo de catedráticos, actualmente en fase de extinción provocada por ese igualitarismo nefasto, cuerpo que podría actuar como un eje vertebrador del sistema, en vez de la ausencia clamorosa de responsabilidad que se vive en los seminarios con la burda promoción de la “condición de catedrático”, un mero sobresueldo encubierto con la más abyecta retórica, mucho me temo que habrá de ser objeto de otra reflexión más adelante.

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Categorías: Soluciones

Autor:Juan Poz

Profesor de Secundaria y Bachillerato en un instituto público de Barcelona, y autor del blog Diario de un artista desencajado.

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35 comentarios en “Contra el igualitarismo empobrecedor”

  1. Francisco Javier
    10 noviembre 2010 a 17:53 #

    Muy acertada tu propuesta, que comparto plenamente. La lengua es, sin duda, la asignatura más importante de todas y que no vengan con el rollo de que todas son muy importantes y están al mismo nivel (lenguaje correcto.) No se trata de una declaración dogmática, sino que es una verdad de sentido común y puestos a fundamentarla creo que hay una infinidad de textos que ya han demostrado con rigor que somos ante todo lenguaje (desde los griegos hasta las teorías más actuales científicas y filosóficas.) Y dado que la responsabilidad que ejercen los docentes de lengua es mucho mayor, así como su carga de trabajo, me parecen muy justas las reivindicaciones que expones. Sería necesario replantear todo el Currículo (y todo el Sistema) de forma racional: justo lo que parece imposible.

    También es absolutamente urgente -como bien dices- la reincorporación del cuerpo de catedráticos, lo que haría muchísimo bien al contribuir a dignificar los institutos, que como ya sabemos con la LOGSE quedaron tocados de muerte (guarderías, centros de ignorancia y conflictividad, centros de asistencia social, etc.)

    Un saludo, Juan.

  2. Luzroja
    10 noviembre 2010 a 19:48 #

    Hay que recortar de donde hay más para poder cubrir horario a tanta gansada «educativa».

    En primaria la lengua ha tenido que ceder horario al francés y a la EpC en 6º curso.
    Como objeto de esta nueva distribución académica conseguimos: chicos que leen mal o no entienden lo que leen (o peor aún, lo que pueden entender son infantilismo de vómito y lo que debieran entender les resulta incomprensible), chicos que ni hablan ni entienden el francés (ni el inglés) y chicos que se entretienen en las las de EpC dando rienda suelta a sus opiniones (sesiones en las que se habla sin decir nada)

    Perder el tiempo escolar de forma estrepitosa debería ser delito.

  3. 10 noviembre 2010 a 23:10 #

    No puedo estar más de acuerdo con el planteamiento del artículo, que va en contra de todas las tendencias dominantes en la pedagogía oficial, los sindicatos de “clase”, los MRP, las administraciones educativas y una propensión generalizada a la mediocridad, la envidia y los complejos de algunos sectores de la profesión y de la sociedad en general. En España no todo tiene el mismo valor. Es más importante Belén Esteban que Mario Vargas Llosa, al igual que Zapatero ha ganado dos elecciones y José Borrell no pasó de conato de candidato. Es el país que tenemos.

    La inexistencia de una verdadera carrera docente, el incumplimiento deliberado y alevoso de los principios constitucionales de mérito y capacidad y la confusión entre democracia y demagogia, incluso, oclocracia, nos han llevado, entre otras causas, a este estado de atonía y falta de incentivos en el planteamiento de una mejora, una dedicación satisfecha y una “realización” en la profesión docente. No sé cuántas veces tendrá que pedir perdón un catedrático por haber aprobado una oposición más difícil, ni alguien que tenga más de una licenciatura o que sea doctor. Es como un insulto a los demás, de ahí que se sientan culpables. Lo vemos en la mesa del Consejo de Ministros, pese a alguna excepción, lo que se valora más es la sumisión, la adaptación, la renuncia al pensamiento libre y el saberse mover dentro del nepotismo y el amiguismo. La meritocracia es un concepto negativo, casi un baldón, en esta España nacionalsindicalista, posmoderna e incapaz de sacudirse su tradicional pecado de la envidia, que aboca inexorablemente a la mediocridad y a la incompetencia.

    Pero justamente el diseño curricular, no sólo en la enseñanza media, ahora también en la universitaria, ha ido en la dirección contraria a la que apunta Juan Poz en su atinada, valiente y políticamente incorrecta reflexión. La pedagogía oficial no sólo no concede más valor a asignaturas como la lengua y literatura españolas (impopiamente llamada “lengua castellana y literatura” por presiones nacionalistas, cuando no “lengua y literatura castellana” (sic) en el MFPS de la UCM). Sino que entiende que lo innovador, lo guay, lo progre, lo que nos lleva a la “educación para la vida” es postergar las asignaturas con más sustancia, potenciar las optativas, la maría infecta de la Ciudadanía (señuelo para que se discuta de sandeces y así eludir el verdadero debate de fondo), los talleres, las horas de tutoría o lo que un editorial de EL PAÍS crítico con la LOCE denominaba solemnemente “asignaturas innovadoras”. Transición a la vida adulta. Todo lo que sea esfuerzo y conocimiento sistemático hay que denigrarlo y devaluarlo. La LOE volvería al principio -un tanto simplón- de que sin Lengua y Matemáticas no hay salvación, premisa de la ley 70, pero sólo de boquilla. Un parche para paliar el deterioro galopante. Los diseñadores de currículos piensan lo contrario. Y los tiros no van por ahí.

    Y es que el diseño curricular, una parida inmensa que no debería ocupar ni un segundo del tiempo de una persona sensata y medianamente instruida, sigue siendo hoy en las Facultades de Educación (que tienen mucho poder transversal en el MEC y en las CCAA), uno de los grandes inspiradores del “pensamiento pedagógico” (perdón por el oxímoron, pero de alguna forma hay que llamarlo). Y uno de los principios del diseño curricular es que tiene la misma importancia, o más, “saber hacer” cualquier memez que los “saberes inútiles” o “tradicionales” de los que ya hemos hablado en DESEDUCATIVOS. De esta forma, la jerarquía se altera. Y es tan importante la educación vial como la aritmética. O más. Cualquier tema transversal del currículum, el manejo de un ordenador, o el control de las emociones es más relevante en la educación que resumir de forma somera el significado de un texto o redactar con un mínimo de corrección y de organización textual lo que se dice o se quiere decir. Los más estridentes nos dirían que hay que “priorizar” la adaptación al entorno sobre los saberes academicistas. Y bien que han “priorizado” sus “priorizaciones”. ¿Qué todo eso son sandeces? Ya lo sabemos, pero es que estos pollos son los que mandan, mientras nadie los apee de sus poltronas.

    Aequitas inter equales. Sería lo lógico. Dar el mismo valor a lo que tiene distinta importancia es injusto y además, en la enseñanza, contraproducente. Pero, además de resaltar que ese igualitarismo zafio, que no se puede identificar con equidad en su sentido pleno y cabal, es dañino, no hay que olvidar que ha sido reivindicado históricamente por una parte de la profesión y de la presión social y ha constituido una herramienta útil del poder para dividir al colectivo docente, fomentar la desvalorización del saber e imponer con menor resistencia una pedagogía blandiblú que, de acuerdo, ha fracasado, pero que no aceptaría de buen grado un desdoble en algunas materias (como idioma moderno o lengua española), porque le da igual lo que se aprenda en la escuela más allá de su función de macroguardería. Y sería un atentado con el principio de igualdad (mal entendido) en la profesión. ¿Qué hay que dedicar a cada estudiante un tiempo mínimo para que progrese? La atención indivualizada en la educación, como tantos eslóganes altisonantes introducidos desde la nefasta irrupción de los tecnócratas en 1970, es uno de esos sintagmas con significado pero sin referente identificable, en los que el poder no cree. Son palabras eufónicas y connotativas. No expresión de un pensamiento honesto y coherente. Vamos, que es charlatanería. Es el discurso oficial, una mera cáscara retórica, con la que se construyen pseudoconceptos y reclamos publicitarios. Y que no podemos demandar a nadie que cumpla con sus proclamados principios, porque nunca han constituido un verdadero compromiso ni con los profesionales ni con los destinatarios de la educación.

    La demagogia pseudoigualitaria ha hecho un daño incalificable a la enseñanza. No sólo al bachillerato. Es general. Pero es una mercancía que se vende muy bien, aunque sea disolvente y conduzca al nihilismo, como toda la didáctica que viene de los burócratas con mando en plaza. Es populista, demagógica y conecta con lo más bajo de la fibra sensible. Es, por otro lado, un exponente de la falta de escrúpulos del poder. Unida a las taras de la pseudoprogresía idiota e inquisitorial, pretende desvalorizarlo todo.

    Ahora bien, al igual que comenté en el artículo sobre los enemigos de la filosofía en http://deseducativos.com/2010/11/01/los-enemigos-de-la-filosofia-4-la-nueva-selectividad/ DESEDUCATIVOS , lo verdaderamente importante es no caer en la reivindicación de tal o cual asignatura, sino en que toda la enseñanza tenga la sustancia que los diseñadores de currículos le quieren quitar para convertirla en esa vaciedad en la que se sienten tan cómodos y que tanto les satisface. Y no incurrir en el gremialismo. Por muy importante que sea una materia en particular, atributo que no vamos a negarle a la Lengua Española los que llevamos años enseñándola en diversos niveles del sistema educativo.

    • 11 noviembre 2010 a 10:55 #

      Magistral exposición.

    • Raus
      11 noviembre 2010 a 12:48 #

      Magnífica reflexión, Mariano. Merece ser artículo.

    • 11 noviembre 2010 a 15:26 #

      Mariano, gracias por tu generosidad reflexiva. Asiento a todo menos a que me haya guiado un espíritu gremial. Exponía el caso de mi asignatura porque es la mía, pero el fondo de mi reflexión va más encaminado hacia esa revisión necesaria del currículo escolar, es decir, hacia la poda urgente que necesita un jardín que se nos ha convertido en jungla. No es que tu reflexión necesite ser artículo, sino que lo es y commo tal lo hemos leído y hemos disfrutado de él quienes estamos tan inclinados al uso de la argumentación.

      • 11 noviembre 2010 a 21:22 #

        Juan:

        O yo me he explicado mal o no se me ha entendido cuando he hablado de gremialismo. No me refería a tu artículo, con el que estoy sustancialmente de acuerdo.

        Me refería al hecho de que con la precariedad del currículum actual de secundaria y bachillerato y con los recortes que se hicieron en su día con las reformas educativas, un peligro disgregador y de efectos divisorios entre el profesorado es que cada uno reivindique las horas que le faltan, bien para dar dignamente su asignatura, bien para completar su horario personal.

        Y también quería insistir en el hecho de que todas y cada una de las materias están cojas en un diseño curricular que en su conjunto desprecia la formación académica, busca igualar por abajo, ir a lo facilito y resta valor al conocimiento y al saber para sobreestimar la importancia de todas las chucherías que les gustan a los pedagogos: talleres, optativas, transversalidades, asignaturas efímeras,. miniasignaturas cuatrimestrales y otras frivolidades por el estilo.

        Por supuesto que la enseñanza de la lengua española necesita más horas y que la atención individualizada al alumno es imposible con las ratios que hay en muchos centros. Pero enseñar lengua es también más difícil si todo el contexto general de la enseñanza se ha empobrecido. Porque un análisis de lo que estudian los alumnos ha de considerar el conjunto y la necesaria interdisciplinariedad.

        Es a eso a lo que me refería. Y no sé si he aportado más confusión que claridad al debate sobre asuntos tan esenciales en el análisis del sistema educativo.

  4. 10 noviembre 2010 a 23:35 #

    Fe de errores. Quería decir

    ¿Que todo eso son sandeces?
    ¿Que hay que dedicar a cada estudiante un tiempo mínimo para que progrese?

    sin acento en la e, que no lo había puesto y que no sé por dónde se ha colado.

    • Raus
      11 noviembre 2010 a 12:52 #

      El acento en la «e» de la palabra «que» se cuela por defecto cuando abres un signo de interrogación. Es una errónea corrección automática del procesador de textos.

  5. Maximiliano Bernabé Guerrero
    11 noviembre 2010 a 9:02 #

    Atinada reflexión de Juan Poz, que nadie se atreve a decir en voz alta. Igual que lo que dicen Mariano, Francisco Javier, Luz. Especialmente cuando es tan fácil deslizarse hacia riñas corporativistas de si mi asignatura tiene menos horas que la tuya. Yo imparto francés, en tiempos también inglés, y medio conozco el paño, en el sentido de cómo se han utilizado los idiomas (no pongo lo de modernos porque me parece una tontería) para descabalar los planes de estudio: Meter los idiomas desde edades muy tempranas, supuestos centros bilingües… Cuando está claro que sin tener un ciertto dominio de la gramática de la propia lengua es muy difícil desenvolverse correctamente en otra. Digo correctamente, no saber comprar el pan y ligar medio onomatopéyicamente. Cuando me muestren a alguien que en un colegio/instituto bilingüe ha aprendido inglés, o que ha hecho lo propio con el francés en esos talleres de crêpes en que se han convertido las clases de este idioma, probablemene cambie de manera de pensar.
    Sin conocer, al menos los rudimentos, de la sintaxis de tu idioma es contraproducente pasar a otro. Y eso que yo (acomplejado como hemos estado casi todos) pensaba que si los españoles no aprendíamos idiomas era porque no nos los metían desde pequeñitos. Hasta que, por ciertos azares de mi vida, conocí el sistema ruso de enseñanza, muy tradicional para las mentalidades LOE, pero donde encontré gente que hablaba y escribía con gran corrección en otras lenguas, con años a sus espaldas de análisis sintácticos y de leer mucho. Tras haber hecho lo mismo con su propio idioma.

    • Francisco Javier
      11 noviembre 2010 a 9:57 #

      Con lo de los idiomas no tengo ni idea de qué es lo que está sucediendo, lo que sí sé es que los niveles en general siguen siendo muy bajos y que niños y no tan niños (de mi entorno inmediato) -que están en «centros bilingües»- cuando les pregunto por su nivel de inglés miran a otro lado o compruebo que saben muy poquito y, desde luego, que lo de «bilingüe» es pura fantasía. Habría que empezar por definir con rigor que es ser bilingüe, y delimitar con claridad qué centros de verdad imparten una enseñanza bilingüe y cuáles utilizan lo del bilingüismo como reclamo publicitario, es decir incurriendo en estafa. E insisto una vez más en que la idea del centro bilingüe va contra el principio de igualdad de oportunidades y es claramente segregador, algo que la izquierda debería ya denunciar con toda la fuerza, en vez de de marearnos con sandeces transversales.

  6. Ana Belén
    11 noviembre 2010 a 11:42 #

    ¡Hola!

    Lo que ha ocurrido con la Lengua es sangrante. Los devastadores efectos de la reducción de horas de docencia y lo disparatado de sus planes de estudio se ven claramente en cada etapa y empeoran a medida que pasamos a cursos superiores. No se dan cuenta (o sí) de que sin un adecuado conocimiento de la lengua propia no se puede acceder a ningún otro tipo de estudio. Conceptos como la comprensión y expresión oral y escrita parecen haber desaparecido, por no decir que lo han hecho a nivel general. Todavía sigo corrigiendo a alumnos de 1º de BAC que el complemento de los predicados nominales es el atributo, no el complemento directo y ayer me decía la profesora de Lengua que sus alumnos no ponían tildes, que le decían que nunca lo habían hecho…y eso son dos pequeños ejemplos. Y luego encima viene la RAE con sus «perlas», pero eso es harina de otro costal…
    Sobre la cantidad de horas que se pierden en talleres, tutorías, EpC y demás bobadas puedo dar fe yo misma, pues este año me han dado para completar horario una MAE en 1º de ESO. Al principio, me preocupé un poco sobre qué hacer, como suele ocurrir cuando uno se va a enfrentar a algo nuevo, así que fui a junto de la orientadora a pedirle material u «orientación». Su respuesta fue que no me preocupara, que era el primer día, que ya me daría «fichas». Aún las estoy esperando. A la semana siguiente, pedí consejo al jefe de estudios, y su respuesta fue muy clarificadora: «Se trata de que los tengas entretenidos» (en ese momento se me pasó por la cabeza si tendría aspecto de bufón). Me propuse hacer con ellos cosas de utilidad y empecé a reunir material para preparar técnicas de estudio, ejercicios para ejercitar la memoria y trabajar la lecto-escritura, pero claro, pasadas dos o tres clases, los niños empezaron a reclamarme que los demás profesores de MAE les dejaban hacer lo que quisieran con tal de que no molestasen. Total, que les dejo hacer uso de esa hora si tienen examen, si no, pues les hablo de los factores que intervienen en el estudio, antes de ponerme con las técnicas propiamente dichas (voy por el cerebro). A ver si consigo hacer algo, son un grupo bueno en general. Por eso me «fastidia» especialmente que tengan tantas horas vacías, y luego hay quejas sobre la carga lectiva…venga ya, si la mitad de lo que tienen es paja.
    Antes de terminar voy a comentar un nuevo caso de afines que da fe de lo que se entiende en este país por «calidad educativa» y de la cortina de humo que es toda esta mierda, aunque no tenga que ver especialmente con el artículo. Resulta que he conocido estos días a un compañero, profesor de FP, de la rama de Imagen y Sonido, si no recuerdo mal, y cuando llegó a su centro este curso, se encontró con que tenía que dar clase de Educación especial a un grupo de chavales con síndrome de Down, entre otros. Ante sus protestas, la dirección se encogió de hombros, lo mismo que los sindicatos. A la dirección del centro le preguntó por qué habían pedido un profesor de FP para atender a esos niños y le contestaron que necesitaban a alguien que les impartiese talleres prácticos de la rama en cuestión, pero lo que él se encontró son unos niños que no distinguen formas ni colores y que por supuesto no pueden utilizar ningún tipo de herramienta para cortar ni nada por el estilo. Total, que me contaba ayer que está enseñándoles a pintar. Esto no tiene límites. No tienen perdón, se mire por donde se mire. ¿Cómo puede haber todavía quien justifique este sistema? Quousque tandem abutere, LOE, patientia nostra?

    • Raus
      11 noviembre 2010 a 16:16 #

      Desde luego, es sangrante, Ana Belén. Qué harta debes de estar. Qué hartos debéis de estar todos. Ya no hay sorpresa al leer estas barbaridades, pero sí la misma indignación de siempre. O creciente. Haces muy bien en airear todos estos demenciales entresijos de la escuela actual, porque, supongo, muchos padres los desconocen. O no conocen su importancia. Si encontrásemos la manera de que no sólo nos leyesen los profesionales de la enseñanza…. Dan ganas de echar a correr.

    • Francisco Javier
      11 noviembre 2010 a 17:26 #

      En mi instituto (Madrid) dentro del «plan de mejora» (ya sabemos) y en conexión con el «plan de fomento de la lectura» una de las medidas que se han puesto en marcha es la de utilizar las MAE para leer. A tal efecto, se ha procedido a la adquisición de unos paquetes de libros depositados en la biblioteca para su utilización en MAE. El planteamiento es simple: textos «atractivos» y reforzar la «lectura comprensiva». Aunque con la resistencia previsible por parte de los alumnos parece que la cosa funciona. Yo lo veo especialmente indicado para el Primer Ciclo de la ESO, aunque tampoco está de más en el 2º Ciclo. Mejor es eso que estar peleándote con ellos para que se pongan a hacer algo (tarea imposible en la mayoría de los casos.)

  7. Mari Cruz Gallego
    11 noviembre 2010 a 12:29 #

    Muy valiente tu artículo, Juan Poz. Yo añadiría: jamás fusionar dos asignaturas en una, Lengua y Literatura son asignaturas diferentes. Fusionarlas supone: rebajar contenidos y repetir cada año lo mismo en muchos aspectos (para los que no son de lengua: desde 1º de la ESo hasta Bachillerato estamos repitiendo temas continuamente, lo que hace que los buenos alumnos se acaben aburriendo de «siempre lo mismo».) Lengua es el estudio de la sintaxis, la gramática y la tipología textual desde el inicio de la ESO hasta su final y, por supuesto, es imposible profundizar si tengo que, además, explicar Historia de la Literatura y comentar textos.

    Bajo mi punto de vista, lo ideal sería: en el primer ciclo de la ESO dar Lengua, entendida como el estudio de la Gramática y la Expresión y Comprensión escritas. A partir de 3º de la ESO, ir alternando:
    -Un año Lengua (sólo lengua, lo cual me permitiría profundizar en la compresnión y expresión de textos expositivos y argumentativos, así mejoraría la compentencia lingüística de mis alumnos. Ahora acaba reduciéndose a una mera anécdota a pesar de tanta insistencia en que lo trabajemos, ya que es imposible por falta de tiempo).
    – Otro año, Literatura, sólo Literatura.
    -Y en Bachillerato, que la alternancia se complementara con las asignaturas optativas de la rama de Humanidades, como se hacía antiguamente. Es decir, obligatoriamente para todos una asignatura, y de manera optativa, la otra.

    Es que la única manera de mejorar la expresión y la comprensión es trabajándola, pero sólo puedo hacerlo de manera superficial porque tengo un currículum enorme de contenidos para dar en 4 horas o, como ocurre en Bachillerato, en 3. Es decir, los profesores de Lengua tenemos la misión de hacer que los alumnos escriban correctamente, se expresen de manera culta, conozcan las bases de la Gramática, comprendan los textos, no sólo literarios, sino que además aborden de manera crítica los textos expositivos y argumentativos, manejen la información de los medios de comunicación y la publicidad y, por último, que sepan de ramas lingüísticas que no pueden ser «marginadas» porque están de moda (mal que me pese) como la Lingüística de la Comunicación y la Pragmática…

    ¿En qué queda todo esto? En dar, de manera superficial, las normas para escribir un buen texto expositivo, leer un par de ellos en clase y, como mucho, hacer que escriban uno. Tema siguiente: hablarles someramente de la literatura medieval y que lean algunos fragmentos de obras representativas (por supuesto, el libro de lectura obligatorio será o bien, adaptado para infantes -no hay tiempo para trabajarlop en clase, así que cuanto más fácil sea mejor, para que lo puedan leer ellos solos- o bien, de alguna novedad editorial «guay».)…y así se pasan los cursos.

    Pero la historia va por otro camino: se arrincona la literatura y, no dentro de mucho tiempo lo veremos, desaparecerá de los planes de estudio.

    Ahora que me expliquen por qué se insiste tanto en la competencia cultural y lingüística y su importancia. Y si no es que se están quedando con nosotros.

    Un saludo a todos.

    • Ania
      15 noviembre 2010 a 15:09 #

      Se están quedando con nosotros, Mari Cruz, creo yo..

      Por mi experiencia los chicos van a clases particulares de matemáticas , física y ,cada vez más, inglés; pero asignaturas como las Ciencias Sociales o , Lengua y Literatura, son consideradas asignaturas «de estudiar» y las familias no valoran la necesidad de una guía o atención personalizada fuera de sus horas de clase preceptivas en el instituto.

      Pocos padres se gastan un duro en clases particulares que no sean de matemáticas, al menos en el entorno de la pública Secundaria donde yo me muevo. Los profes de Lengua o Historia pues…a bajar niveles…

      • 17 noviembre 2010 a 19:13 #

        A veces se me ha ocurrido que no sería mal negocio montar una agencia de «filológos de urgencia» dispuestos a acudir a domicilio para prestar sus servicios -remunerados a precio de oro- a cuantos se atropellan a la hora de redactar o simplemente se han encallado -como un ordenador bloqueado- y no hay manera de progresar en ese informe, presentación, discurso, ponencia, carta, etc. A todo el mundo le gusta la buena expresión, ¿no? Pues si no se está dispuesto a prestarle la dedicación necesaria para su adquisición -¡años!-, ya saben: -Filológos de urgencia, ¿en qué puedo ayudarle?

  8. Mari Cruz Gallego
    11 noviembre 2010 a 12:37 #

    Por cierto, hay un instituto privado en Murcia que sigue un plan de estudios parecido al que acabo de describir. Un instituto al que acuden los «niños ricos» de la zona, hijos de importantes familias que luego son los que siguen mandando por aquí (Murcia es tan pequeña que se conoce a todo el mundo). ¿Por qué será que este tipo de colegios sigue su propio plan de estudios con la calidad que tiene el de la pública? ¿Por qué será que tiene tan buena fama académica? Parece que no quieren lo mismo para todos.

  9. Luis Alexis Amador
    11 noviembre 2010 a 16:40 #

    Totalmente de acuerdo con tu propuesta, Mari Cruz. También soy profesor de Lengua y Literatura y cada año me veo en la misma tesitura, lamentando la falta de tiempo para abarcarlo todo. Además, no puedes evitar sentirte aludido cuando algún compañero habla de lo mal que escriben o de lo poco que comprenden los textos los alumnos. Es curioso, sin embargo, que en Matemáticas se admita el desdoble en opciones A y B al llegar a 4º y no se permita en materias como Lengua o Lenguas Extranjeras. Esto lo veo como un ejemplo más de lo poco que interesan las Humanidades en este sistema.

    • Francisco Javier
      11 noviembre 2010 a 17:31 #

      Pero es que no se trata de que no interesen las Humanidades, que es verdad, es que además e un error de concepto salvaje: de la lengua depende todo y si no sabes escribir difícilmente entenderás un enunciado de matemáticas, ni tendrás las estructuras cognitivas para enfrentarte a un texto científico (además la expresión científica requiere un dominio notable de la lengua y no hay más que ver lo bien que escriben muchos científicos.)

  10. Ania
    11 noviembre 2010 a 17:32 #

    Yo agradezco especialmente las observaciones de Mariano instándonos a evitar gremialismos.

    La experiencia que yo tengo desde hace varios años en mi Comunidad Autónoma es que las Lenguas y matemáticas disfrutan de desdobles y trabajan con clases de menos de 14 alumnos mientras que la geografía, la historia, la música y otras trabajamos muy malamente con el doble de alumnos.

    Por otra parte, en las comunidades bilingües, esos mismos profesores, que jamás hemos olido un desdoble, venimos LIDIANDO CON EL DOBLE de alumnos que los profesores de lengua con el añadido de impartir nuestras clases en «otra» lengua y-en los «avanzados» del trilingüismo , estamos dando clase a grupos numerosos EN TRES LENGUAS y COBRANDO LO MISMO que si lo hiciéramos con la mitad del grupo y en nuestra lengua materna.

    Estoy de acuerdo en que las «marías» no impartidas por especialistas deberían de suprimirse y en que el nivel lingüístico es deplorable en general pero no entiendo muy bién a Juan Poz. Quizás sea que en mi Comunidad Autónoma seamos pioneros en el tema desdobles en Lengua Española y no ocurra así en el resto de España. Aquí en Euskadi los profesores de Lengua Española trabajan en condiciones de ratio que para mí las quisiera aunque los resultados prácticos parecen ser tan lamentables o más que los vuestros puesto que los alumnos tampoco leen , hablan ni escriben bien; no saben por dónde les da el aire en sintaxis, y de Literatura: gero eta gutxiago ( cada vez menos y peor). Será que los profesores semos muy mantas…

    • Ania
      11 noviembre 2010 a 17:34 #

      «semos» no es una errata.

  11. Francisco Javier
    11 noviembre 2010 a 17:57 #

    Aunque no tenga mucha relación con el tema me gustaría introducir una cuestión de debate sobre la que, tal vez, alguno de los que aquí escriben podrían informar o incluso escribir un artículo. No entiendo lo siguiente (y perdón por mi ingenuidad o desconocimiento):

    ¿Qué control ejercen los inspectores sobre estos dos aspectos: 1) el ajuste a la realidad de la oferta educativa de ciertos centros autodenominados «bilingües» y 2) el cumplimiento legal de la gratuidad en centros concertados? No entiendo porqué a la mínima que en un centro público generes un «problema», inmediatamente tienes que enfrentarte al juicio sumarísismo de un inspector y sin embargo el timo y la ilegalidad (el pago encubierto de cuotas, tarifas, extras, «donativos», etc ) es un hecho evidente en más de uno y más de dos centros concertados. Eso es algo que los inspectores conocen de sobra, ¿por qué no actúan con contundencia ante un hecho tan grave?

    http://www.elpais.com/articulo/madrid/Educacion/pone/limites/colegios/concertados/elpepiespmad/20101110elpmad_3/Tes

  12. Jesús San Martín
    11 noviembre 2010 a 18:47 #

    Cualquiera que haya intentado escribir, con la finalidad de hacerse entender, sabe lo difícil que es, independientemente de la materia que se trate. Centrándonos en las matemáticas, que ya se han mencionado, y para cualquier bobo que piense que el dominio de la lengua no aporta nada a las ciencias, os puedo contar dos hechos relevantes. El primero es relativo a la formulación de los teoremas y construcción de las definiciones. Dejando de lado el aparato matemático, se ve la calidad del profesional por esa sensación de claridad que emana de ellos, y que cualquier experto sabe que es el resultado de sacar brillo al granito frotando con un trapo. Se me argumentará, y razonadamente, que no hay mucho texto en esas construcciones, lo que me permite enlazar con la segunda observación: las introducciones y conclusiones de los artículos científicos. Todo experto que publique, sabe que su artículo será revisado por el editor jefe y después por un editor asociado, antes de pasar al “referee”. Es poco probable que los editores se detengan en el contenido matemático del artículo, ya lo revisarán los “referees” expertos en el área, pero lo que si harán es leer la introducción y las conclusiones con sumo cuidado. Es en este punto donde tu dominio de la lengua debe ser excelente, así como tu capacidad para transmitir la información a una persona culta, pero ajena a tu campo, porque de lo contrario tus maravillosos teoremas no llegarán al “referee” y tu artículo será rechazado.
    Creo que era Luzroja quien comentaba como un alumno de diez años había memorizado a Juan Ramón Jiménez, y su prosa imitaba asombrosamente la de nuestro Nobel. Por mor de escribir adecuadamente en inglés, para preparar las introducciones y conclusiones de mis artículos, hace tiempo que sigo esa técnica, en particular con una buena revista de divulgación en inglés. Cuando leo mis propios textos, que han salido del inconsciente, tras haber clavado los codos, no creo haberlos escrito yo, no creo que yo pueda hacer esas construcciones, y sin embargo ahí están. Esta última reflexión nos lleva a un tema tan querido por nosotros: la necesidad de memorizar, que enlaza con otro tema tratado en el foro, la asignatura de literatura española y la necesidad de leer textos clásicos.
    Y ya para terminar, un apequeña anécdota. Había identificado a uno de mis alumnos en el foro, con un dominio del ritmo y de la estructura que no correspondían a su edad, lo que me mantenía receloso sobre la autoría. Cuando le advertí sobre el hecho su respuesta fue que había leído mucho y escrita más. Quien plantó la semilla buena fruta ha recogido.

    • agraficus
      12 noviembre 2010 a 8:38 #

      Apreciado Jesús San Martín:
      ¿Nos podría usted decir el nombre de esa revista inglesa de divulgación?
      Gracias y un saludo.

      • Jesús San Martín
        12 noviembre 2010 a 10:49 #

        http://www.scientificamerican.com/
        un saludo

      • Agraficus
        15 noviembre 2010 a 10:56 #

        No me imaginaba que fuera a ser la Scientific American. Gracias.
        «A candle loses nothing of its light when lighting another»
        Kahlil Gibran

      • Jesús San Martín
        15 noviembre 2010 a 11:47 #

        La revista depende en particular de qué se esté buscando. Lo que hago es extraer estructuras lógicas, generalmente párrafos completos, que permiten hilvanar los datos con las consecuencias, y establecer relaciones con otros trabajos e ideas; esto es ideal para las conclusiones. También las descripciones de los fenómenos son muy útiles para la introducción. Otra cosa importante es aprender a parafrasear las ideas, para dar viveza al artículo, mientras se vuelve a transmitir la idea principal desde otro punto de vista y sin repetirse, algo esencial en cualquier artículo. Como puede observar no es la mera lectura de la revista, es un trabajo bastante cansado, es leer la revista como un escritor lee una novela, buscando las técnicas que ha usado el escritor para solventar diversos escollos, y para que sea útil usted ya tiene que dominar la divulgación científica en español, así como la estructura de un artículo científico.
        No todos los artículos se adecúan a nuestra materia, hay que saberlos elegir, así como el escritor.
        No puedo explicarle más por escrito, ya es cuestión se sentarse al lado y ver cómo se hace.
        Un saludo.

        P.S. Yo diría más, no sólo no pierde sino que gana. Se aclaran mucho las ideas.

      • Agraficus
        16 noviembre 2010 a 8:31 #

        Yo también tengo buscado más que párrafos, frases sueltas que aprenderme cómo comodines y poder colocar en cualquier lugar. El ejemplo más claro sería la frase que pegué ayer “A candle loses nothing of its light when lighting another”. Empleaba Newsweek, más que nada porque la tenía a mano. Además tenía muchos artículos breves, de una página, lo que permitía en un tiempo breve ver un encabezamiento, una conclusión ,etc.
        Lo ideal si se tiene tiempo es cultivarse con dos revistas, una afín a la temática de uno, porque el inglés técnico tiene unas estructuras gramaticales predominantes y otra más general cómo cultura genral, aunque luego uno no la emplee.
        Lo mismo en castellano. Intento asimilar el vocabulario y las estructuras de Pérez-Reverte en sus Patentes de Corso, pero no me imagino hablando así en clase.

      • Jesús San Martín
        16 noviembre 2010 a 9:09 #

        En vez de una segunda revista utilizo libros de ensayo en inglés, para coger el ritmo y la estructura. La colección de frases también es grande.

        http://www.ted.com/talks/tags

        Puede subtitular en inglés o español.
        Un saludo.

  13. Luzroja
    11 noviembre 2010 a 22:12 #

    Creo que cuando hablamos de la escritura nos referimos a algo más que saber firmar y rellenar un formulario, si se me apura quizá nos refiramos a poder (al menos) parafrasear un texto leído, o incluso criticarlo y cómo no, saber escribir será como última instancia redactar ese texto.
    Mientras el hablar es un acto en directo, saca todos los fallos y resulta difícil enmendarlos, el escribir es una acto en diferido, admite retoques.
    Por ello, muchas veces las cosas se terminan comprendiendo cuando se ponen por escrito.
    Si un chaval no puede escribir lo que quiere decir, es muy probable que lo que quiera decir no lo entienda o no lo sepa en la medida que él crea.

    Me atrevería a decir que, uno sabe realmente escribir, cuando lo hace mejor que hablar.

    • Mari Cruz Gallego
      12 noviembre 2010 a 16:00 #

      Luz Roja: hace unos años, cuando estaba en la universidad, teníamos una asignatura llamada «Lingüística aplicada». Uno de los temas era la lingüística en la enseñanza y recuerdo que el profesor estuvo una semana tratando de convencernos de que, si alguna vez nos dedicábamos a la docencia, deberíamos enseñar cómo rellenar un formulario o escribir un CV en vez de enseñar a redactar, porque a fin de cuentas, «a la mayoría de alumnos que iban para albañiles, poco les importaba lo demás». Ahí me di cuenta de que algo estaba fallando…

      • Luzroja
        12 noviembre 2010 a 18:22 #

        Mª Cruz, tu profe tenía razón, porque mientras enseñar a rellenar un formulario o redactar un CV es algo utilitario, escribir sin más miras que el escribir tiene su dosis de absurdo.
        Por ello, hay que saber que, el que pretenda enseñar a escribir a sus alumnos, se las va a ver de órdago.
        No conseguirá nada si no se crea en clase un clima de competición por los escritos, de tal manera que un buen texto dé reputación a su autor.
        Tampoco conseguirá nada quien no sea constante en el empeño. Pretender que los chicos aprendan a escribir con ejercicios salpicados aquí o allá es tarea inútil.
        No irá por buen camino quien deje libertad para escribir sobre lo que le dé la gana al alumno. Esto se fundamenta en que necesariamente los chicos han de escribir sobre el mismo asunto para que las producciones puedan ser comparables y por lo tanto los autores aprendan a mejorar en función de lo que oyen y de las correcciones que se hagan.
        Será tarea baldía no exigir al alumno a que retoque su texto tras las debidas correcciones opotunamente indicadas.
        Y no conseguirá que el alumno mejore, si no practica la necesaria lectura en voz alta de las producciones escritas, porque leer para los demás lo que uno escribe es sin duda una de las mejores prácticas didácticas al hacer que el alumno se esfuerce para que su producción escrita suene y resuene en el aula de tal modo que todos callen, entiendan y valoren.

        Por lo tanto, tu profe llevaba razón, no hay por qué enseñar a escribir, ¡MENUDA TAREA!

  14. Luis Alexis Amador
    12 noviembre 2010 a 15:12 #

    Mi intención al mencionar lo del desdoble en Matemáticas no era la de fomentar el gremialismo. Considero que no es cuestión de entrar a reivindicar cada una de nuestras pequeñas parcelas como la más importante, contribuyendo al espíritu de campanario que está cada vez más en auge. Simplemente me limitaba a constatar algo que ocurre en mi comunidad autónoma. Ania ha expuesto lo que sucede en la suya, que, si es tal cual lo pinta y tenemos en cuenta lo que sucede en comunidades con lenguas propias, nos permite hacernos una idea de la desmembración del sistema educativo «en este país» (como escribiría Larra).
    Por supuesto, estoy de acuerdo con Francisco Javier cuando recuerda la importancia del dominio de la lengua para favorecer la capacidad cognitiva y la elaboración de sistemas conceptuales. Lo que no se verbaliza o permanece en el terreno de la intuición o se pierde. Ambas cosas son igualmente empobrecedoras. Es labor de todos los docentes lograr que nuestros alumnos se esmeren en el manejo de la capacidad lingüística que redundará en un mejoramiento de la asimilación de cada una de las respectivas asignaturas.

  15. Madame Guillotine
    18 noviembre 2010 a 20:47 #

    Las que denominais «marías» forman parte del desarrollo integral de una persona. A lo mejor no os parecen importantes desde vuestro punto de vista, pero a lo mejor Lengua Castellana tampoco le parece importante a una persona con una mentalidad técnica como puede ser un profesor de Tecnología y en cambio Educación Plástica y Visual resulta de fundamental importancia a un alumno que se quiera dedicar a la Arquitectura, carrera que no es precisamente de las menos prestigiosas. A lo mejor si preguntamos a los padres de nuestros alumnos qué opinan sobre el hecho de ser profesor de secundaria nos diría que somos unos privilegiados con unas enormes vacaciones, pocas horas de trabajo y menos ganas de trabajar, leyenda urbana contra la que todos y cada uno de nosotros luchamos con nuestro ejemplo y esfuerzo. Generalizar nunca es bueno, hay profesores de Lengua Castellana que hacen lo mínimo y de Educación Física que preparan a conciencia sus clases porque sacar algo de provecho de un grupo de adolescentes no se improvisa.

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